viernes, 10 de julio de 2015

Día 15, la comida y los libros a precios exquisitos

Nos despertamos después de haber dormido por 10 horas. Tras desayunar algo, pero siempre con mucha fruta, salimos a dar una vuelta indicados por nuestra casera. Lo primero que hicimos fue cambiar dinero en una cadeca para poder, por lo menos, comer. Yo quería algún libro porque me habían dicho que aquí eran muy baratos, pero la primera librería en la que entramos era para turistas y los precios tan abusivos como en España.

Preguntamos a la casera y nos guió hasta la biblioteca del barrio, donde sí vendían libros a buen precio. Pagamos como 10 CUC por 5 libros, algo menos de dos euros cada uno. De camino a la casa también compramos dos imanes y lo dejamos todo para salir a comer. 

Comimos sentados en la calle un plato muy cargado de carne y verduras. Era de un puesto callejero y tanto el precio como la calidad eran muy buenos. Una vez que teníamos las pilas cargadas nos dispusimos a inspeccionar las playas. No nos bañamos, simplemente queríamos otear el horizonte y ver cómo estaba el agua, la arena... y volvimos a la casa a descansar un poco porque el calor era muy agobiante.

A las seis de la tarde fuimos a la playa con la cámara acuática, aunque a mí se me olvidó el equipo de buceo. De todos modos había pocos peces que fotografiar entre tantos montones de basura. Tuvimos suerte porque justo cuando nos íbamos a ir cayó una tormenta caribeña. Nos resguardamos en el primer sitio que encontramos con techo. Los turistas no paraban de mirarnos porque nos estábamos quitando la arena de los pies con el agua dela lluvia que caía por los canalones. 

Cuando por fin la lluvia cedió, pudimos volver a la casa y gastamos el tiempo jugando con las cotorras de la casa. Son muy graciosas y muy coloridas. Estuvimos cenando con la dueña los tres sentados a la mesa charlando y nos duchamos. Antes de irnos a dormir vino un amigo de la chica con artesanía que hacía él para vendernos. Nos hacía precio especial porque estaban haciendo reformas en su tienda y supuestamente ahora no podía vender mercancía. La verdad que todo era bastante barato e incluso nos talló en madera lo que queríamos. 

La verdad que el día fue como la mayoría. Miguel sigue teniendo el mismo problema de siempre: Si sigue creyendo que es mejor que los demás, jamás avanzará en nada.








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