sábado, 16 de mayo de 2015

Día 6, en Miami sin pisar Estados Unidos

Nos quedamos algo dormidos. Desayunamos en la casa. Es un placer tener desayunos como éste. Fuimos andando hasta el Parque José Martí, donde está la mayoría de las cosas que hay que ver en la ciudad. Allí en el centro de la plaza una niña nos pidió dinero pero no le dimos porque es pequeña. Luego cuando nos estábamos yendo a una esquina de la plaza un hombre vino con la misma intención. Pero antes de mendigarnos nos contó su historia, la historia de un sin nombre. Su padre era un republicano español emigrado a Cuba tras el triunfo de Franco. No sabemos si era cierto pero le contamos nuestra verdadera situación en ese momento, no llevábamos con nosotros moneda cubana (solo dólares) pero teníamos que cambiar. Nos comentó que las cadecas (casas de cambio) estaban cerradas pero que unos amigos suyos cambiaban moneda allí mismo. Eso nos hizo sospechar inmediatamente porque sabíamos de buena tinta que no estaban cerradas así que le hicimos desistir.
Tras esto visitamos el museo naval (solo la fachada). Estaba en una zona bastante pobre de la periferia de la plaza con calles sin asfaltar pero no tuvimos miedo. Luego dimos un paseo bastante agradable por el bulevar de Cienfuegos, que es precioso y muy americano, la verdad. Aprovechamos también para cambiar dinero y fuimos a dejarlo a la habitación.
A continuación fuimos a dar un paseo por el malecón y es idéntico a Miami, o por lo menos a lo que sale en las fotografías. En esa misma calle del malecón había un bar con terraza y una pantalla gigante con gente viendo y viviendo el fútbol. Era increíble cómo disfrutaban cada jugada incluso aunque Cuba no estuviese representada en el mundial.
Por fin tras dos kilómetros de paseo llegamos a Punta Gorda, una playa. Ahí hablamos con un hombre de Texas (a pesar de la enorme diferencia entre nuestros acentos nos entendíamos) y nos paramos a descansar en una especia de mirador que había. Ahí había un grupo de 3 niños acompañados de adultos y una de las mujeres le dijo a los demás que nuestros ojos eran preciosos. La pobre mujer pensaba que no hablábamos español así que cuando nos dimos la vuelta y le agradecimos el cumplido se murió de vergüenza.
También en esa zona vimos el Palacio del Valle. En la guía decía que estaba hecho al modo de la Alhambra... aquello se parecía a cualquier cosa menos a la Alhambra. A su alrededor había algunos hoteles con estructuras muy bellas. En ese momento desistimos de nuestra lucha contra el terrible sol así que decidimos a pararnos a descansar en un muro. Tras mucho hablar con un chaval que tenía un bicitaxi sobre fútbol (era el típico forofo loco del Real Madrid) decidimos contratar sus servicios para ir al cementerio de la ciudad. No, no somos tan tétricos pero las lápidas y el conjunto parecía que eran dignos de ver y así fue. Algunos monumentos eran preciosos y las nubes nos dieron el privilegio de hacer unas fotos casi perfectas. Tras la visita volvimos al centro también en el bicitaxi y de camino pudimos ver un concierto en la calle. El chico nos invitó a un refresco y nos regaló un billete de 3 CUP (es el que tiene la cara del Che impresa). Llegando al centro nos dijo que pagásemos lo que quisiéramos y al bajarnos nos recomendó que lo normal era pagar 15 CUC, acabamos por darle 14 aunque teníamos pensado darle 9.
Volvimos a la casa a descansar porque el sol era realmente agobiante y luego cenamos otra vez en la terraza. La cena era igual que la anterior, deliciosa y al acabar me tomé un daiquirí. Está muy muy bueno, me gusta bastante más que el mojito.
Ahora hemos estado hablando con la dueña y la conversación fue muy agradable. Nos contó que ella era especialista en criogenia  pero que montó el negocio porque le daba más dinero. Nosotros le comentamos cuál era nuestra ruta planeada y nos dijo que ella había estado en muchos de esos sitios y nos los recomendaba.
Miguel se ha reído de este diario pero no me he enfadado, le comprendo. La gente que cree de verdad en sí misma es incapaz de empatizar con los demás. Ahora mismo estoy bastante a gusto aunque tengo mucho sueño. Antes Miguel se mareó pero no llegó a desmayarse. Aunque decía que no, yo sé que estuvo mareado todo la tarde.



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