viernes, 24 de abril de 2015

Día 3, todo vuelve a la normalidad

Me levanté yo primero para ducharme. Antes salí a la calle para ver qué tal estaba el coche y para pedir toallas. El coche estaba bien. Una vez que nos habíamos duchado salimos hacia Viñales sin haber desayunado y medio discutiendo con la casera porque no íbamos a comer en su casa. Estaríamos casi todo el día fuera así que llegaríamos a la ciudad como muy pronto a las 4, y no estábamos por la labor de pasar sin comer hasta la tarde.
 
El viaje hacia Viñales fue breve y ameno (son dos cosas distintas) y desde el mirador del gran hotel del pueblo pudimos ver las montañas. La naturaleza aquí es muy exuberante y preciosa. Ya en el pueblo intentamos ir a utilizar internet pero cerraban hasta la 1 (eran las 12.20 más o menos) así que fuimos a ver El mural de la prehistoria. Eso sí, lo vimos desde la lejanía porque cobraban 3 CUC por entrar. La verdad que era un mural muy grande pero tampoco me arrepentí de no pagar para verlo de cerca.
 
Al volver a Viñales por fin pudimos acceder a Internet. Saqué 12,219 en Selectividad, la verdad que me esperaba entre un 9 y un 10. Pero eso no fue lo mejor, lo mejor fue poder hablar con Andrea. Me puse bastante triste porque además me dio la noticia de que al año siguiente nos habían colocado en horarios distintos. También aprovechamos para apuntar la dirección de algunas casas en otros pueblos y hablamos con nuestra madre, que ya nos había llamado preocupada por nosotros.
 
Al salir de utilizar internet una mujer nos ofreció ir a comer al rancho de su cuñada y aceptamos sin dudarlo porque estaba al lado. Nos costó 16 CUC. Intenté que nos rebajaran el precio diciendo que íbamos a recomendar el lugar en internet pero no coló y además nos dieron el cambio mal, suerte que nos dimos cuenta.
 
Ya por fin regresamos a Pinar del Río con una parada de la policía incluida para comprobar que teníamos los documentos. Antes de volver a la casa tomamos un refresco en un bar famoso del pueblo y un helado en una cadena de heladerías muy famosa de la ciudad por tan solo 12 céntimos. Cuando nos dijeron el precio pensamos que nos estaban gastando una broma. Vaya ganga. En la casa la casera borde nos volvió a recordar que deberíamos haber comido en su casa y tras decirnos que sí, dijo que no nos hacía la cena. Decidimos tomar un mojito en la casa e irnos a dar una vuelta. El mojito estaba bastante suave y sabía muy bien la verdad. Tras dar unas cuantas vueltas (Miguel estaba cabreado con la dueña) paramos en un restaurant donde comimos y bebimos por unos 2€. Además tuvimos la grata compañía de un hombre mayor que parecía un tanto demente y revolucionario. Nos hablaba del grupo Calle 13, de Fidel, etc y nos daba abrazos. Nos ofreció ir a tomar algo a su casa cuando acabásemos la cena pero no fuimos. En vez de eso nos fuimos a dormir bien temprano (ahora son las 10 de la noche).
 
Me siento bastante mejor que ayer, el pueblo no parece tan peligroso y casi todo el mundo es majo. Mañana por la mañana pagaremos el hospedaje (a ver si no nos intentan estafar) y nos marcharemos a Soroa, que al parecer está en un entorno natural magnífico.
 
 
 
 
 
La hermosa naturaleza de Viñales


 

Menudo chollo de heladería
 

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