domingo, 22 de marzo de 2015

Me gustas

Me gusta la lluvia cayendo finamente sobre tus párpados, pero odio que estén húmedos cuando el sol nos ciega como humo. Me gustan tus pómulos enrojecidos cuando te miro, me gustan tus labios que acuden a los míos ante cualquier urgencia, me gusta tu larga melena, tus manos, tus ojos y por qué no decirlo, también tu entrepierna. Me gusta que me hagas soñar despierto y me gusta que me despiertes de mis sueños infantiles. Me gusta tu risa que se desvanece como desmayada, sin fuerzas, ya desgastada, agotada. Me gusta que des pasos de astronauta sobre mis mil lunas y que me susurres al oído "hoy eres solo mío" y responderte con sorna "yo soy tuyo". Me gusta dar vueltas como locos por la cama toda la noche hasta que llega la sorpresa y con ella el alba. Follar apenas cinco minutos y que me hagas sentir extasiado. Me gusta cada uno de tus gestos, cada una de tus palabras. Tocar el cielo sin salir de tu cama. Que suene el teléfono y gritarle que le jodan, nada más importa ahora. Cenar cualquier cosa mientras en la televisión echan programas de viajes. Soñar con salir al extranjero con solo mirarte. Jugar con tu gata y apreciarla como tú la apreciaste al sacarla de aquel portal donde se hubiese muerto de hambre. Sentirme comprendido en este puto mundo donde las discusiones son sobre fútbol y no sobre locos y borrachos poetas.
Escapar a tu lado.
Porque aunque suene cursi,

Yo

te

querré

como

nadie

más

te

hubiera

amado.

lunes, 9 de marzo de 2015

Insomnio crónico

¡Hola! Hoy voy a publicar un microcuento. No me suelen gustar porque creo que la mayoría se basan en alguna frase bonita sin ningún trasfondo pero hoy haré una excepción con uno que se me ocurrió el otro día soñando.
Aprovecho también para dejaros por aquí otro blog en el que colaboro y mi usuario de megustaescribir donde he subido alguno cosa inédita aquí y un poco más distinta a lo que suelo hacer.



Ella al ver su rostro cansado le pareció un idiota por madrugar todos los días a sabiendas de su insomnio crónico. Jamás supo que ella era lo único que le hacía soñar.