domingo, 5 de octubre de 2014

Te quiero y necesito.

Te necesito aquí.
El tormento de mi alma
apenas me deja respirar
mientras pienso en como te vas
alejándote con cada paso un poco más
como algo etéreo,
como el humo de un cigarro,
como tu sombra al doblar la esquina.
Te necesito
 y no sé cómo expresarme.
Quizás las palabras
 nunca fueron mi mejor arma
pero hoy quiero desnudar
mi alma ante ti
 y mostrarme tal y como soy.
Siempre viví como cualquiera,
siendo un cualquiera
 haciendo todo a mi manera
con mis altibajos,
como fuera.
Pero eso cambió
el día en que te conocí.
Ese día
los pájaros cantaron tan alto
 que enmudecieron al propio silencio
 y los grises se tornaron blancos.
Como las mejores presentaciones,
ocurrió un día cualquiera
una mañana de septiembre.
Tú, tan tímida.
Yo, tan asustado.
Y sabiéndolo pero sin saber,
quedamos ligados el uno al otro para siempre.
Pero eso ya forma parte del ayer.
 Ahora solo importa el presente
y la verdad,
prefiero pensar en el futuro.
Atrás quedan recuerdos
que ya están guardados
en el maltrecho baúl
alojado en mi cabeza.
Adelante quedan mil historias
y mil noches.
En el presente somos como cualquiera,
 con sus altibajos
pero extraña y mágicamente únicos,
como ninguno.
Sonreír y llorar es parte del mismo juego,
pero yo quiero cambiar las reglas.
Quiero que el tablero sea tu cuerpo
 y los dados todos los besos que te debo.
Quiero que no tenga final,
ni nunca gane
ni nunca pierda,
solo juegue.
Quiero así una eternidad,
la quiero contigo
 y la quiero ya.